martes, 27 de enero de 2015

RECETAS PARA VIDA "Los Chismes"

Los chismes solo envenenan el alma
Por Becky Krinsky
Es probable que algunos chismes sean divertidos, interesantes y den tema de que hablar, sobre todo cuando no se habla de otras personas.  Desafortunadamente, hablar mal de otros nunca deja nada bueno. En realidad, un chisme es sumamente toxico, inútil, independientemente de que termina lastimando a todas las personas involucradas, es decir, tanto a los que lo dicen como a los que lo escuchan y — ni hablar — la persona a la que se refieren.
Hablar mal de alguien es también hablar mal de uno mismo. Después de todo, lo que uno avienta al universo, tarde o temprano también regresa. Una palabra tiene la gran cualidad de engrandecer y ayudar, o de deshacer y hasta matar — todo depende de cómo y para que se le utilice.
Que terrible es la costumbre de hacer un circo, o una revista de chismes públicos, de algo tan delicado como el sufrimiento, los problemas, una perdida o hasta un compromiso de boda o un divorcio. Comentarios que hieren, juicios que castigan, en fin, todas las acciones que nulifican a la persona vulnerable, la cual generalmente ni siquiera tiene la manera de poderse defender ya que ella es la última persona en enterarse directamente de lo que dicen de ella.
En general, hablar de otras personas nunca es una cosa buena, ni siquiera cuando se habla bien, cuando se dice la verdad, cuando se comenta algo bueno… al hablar de otras personas, uno abre una puerta angosta y peligrosa la cual invita a la tentación, los malos entendidos, las envidas y, por supuesto, las terribles competencias.
Cuando uno habla mal de otros, además de envenenar el alma propia, se queda con un sentimiento de devaluó y de malestar, ya que el foco de atención se enfoca en aspectos negativos que solo nublan el panorama, e impiden ver más allá de los aspectos materiales e intrascendentes.
Al hablar, uno debe tener en cuenta que el único objetivo que se debe se buscar es el fomentar el bien común. No solo porque es lo debido, sino porque al final del día es lo mejor que uno puede hacer para sentir el alma limpia, sana y — sobre todo — bien nutrida emocionalmente.
Es importante la perspectiva general, tener en cuenta, valorar el alcance y las consecuencias de lo que uno dice y a quien se le dice también.

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